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CRÍTICAS de ESTRENOS: MEMORIAS DE UN CARACOL

CRÍTICAS de ESTRENOS: MEMORIAS DE UN CARACOL

"con una estética detallista en stop-motion y narrativa oscura, emotiva y nostálgica, intenta explorar los aspectos más complejos de la condición humana en una historia ambientada en la Australia de los años 70"

Escrito por: Noemí González Delgado

Título Original: Memoir of a Snail

Duración: 94 minutos

Dirección: Adam Elliot

Guion: Adam Elliot

Reparto: Voces en V.O - Sarah Snook, Kodi Smit-McPhee, Eric Bana, Magda Szubanski, Dominique Pinon, Tony Armstrong, Paul Capsis, Jacki Weaver

Fotografía: Animación, Gerald Thompson

Música: Elena Kats-Chernin

Género: Comedia dramática

Distribuidora en Cines: MADFER FILMS y ALFA PICTURES

Fecha de Estreno en Cines: 31 de Enero de 2025

SINOPSIS

En la Australia de los años 70, la vida de Grace está marcada por la desgracia y la pérdida. Cuando su unidad familiar se desmorona y es separada de su hermano gemelo, Gilbert, desarrolla una afición a coleccionar adornos de caracoles para calmar su soledad. Grace encuentra esperanza cuando desarrolla una amistad con una anciana excéntrica, Pinky, quien la inspira a salir de su caparazón y dejar de lado las cosas que alborotan su hogar y su mente.

OPINION

Escrito por: Noemí González Delgado

Adam Elliot, reconocido director independiente de animación, sorprende una vez más con su última producción, Memorias de un caracol. Este título, que sigue la estela de su aclamado largometraje Mary & Max, ha sido ampliamente elogiado, logrando nominaciones a los Globos de Oro como "Mejor Film de Animación", al "Premio del Público" en el Festival de San Sebastián, y llevándose el galardón a "Mejor Largometraje de Animación" en el Festival de Sitges.

Memorias de un caracol está ambientada en la Australia de los años 70 y se dirige a un público adulto dispuesto a enfrentarse a una historia que desentraña los aspectos más oscuros del ser humano: agresividad, vicios, filias, engaños y prohibiciones. La narrativa está impregnada de una atmósfera nostálgica que emana de la protagonista, Grace, cuya voz en off guía al espectador a lo largo del relato.

Grace y su hermano, huérfanos y desamparados, son separados en su niñez, enfrentándose a un mundo cruel y hostil. Grace crece atrapada en un ciclo de tristeza, soledad y duelo constante, lo que la lleva a renunciar a su sueño de ser directora de cine. Encuentra consuelo únicamente en su mascota Sylvia, un caracol que habita en un frasco junto a su familia, y en Pinky, su abuela todo terreno. Pinky no solo le brinda compañía, sino que también se convierte en la portadora de un mensaje trascendental que cambia la vida de Grace y añade un punto de inflexión crucial para la trama.

El filme culmina en una emotiva escena de reencuentros, en la que Grace logra reconciliarse con el cine y con alguien muy especial.

Como en sus obras anteriores, Elliot apuesta por una estética caricaturesca que recuerda al estilo de Tim Burton, destacando por sus fotogramas detallados, escenarios extravagantes y un aspecto mate. La iluminación y el realismo de las texturas enriquecen la experiencia visual, logrando un equilibrio único en los contrastes.

Aunque el guion introduce giros inesperados que hacen que la trama sea impredecible, el ritmo avanza de manera pausada, fiel a la metáfora del caracol. No obstante, esta lentitud se contrarresta con toques de humor creativo, oscuro y políticamente incorrecto que alivian el tono sombrío de la historia.

La banda sonora, a cargo de la talentosa Elena Kats-Chernin, intensifica las emociones de los personajes, complementando a la perfección la narrativa visual.

Memorias de un caracol es el resultado de un meticuloso trabajo, lleno de paciencia y devoción hacia la animación en stop-motion. La ambición detrás del guion, los complejos escenarios y la diversidad de personajes se traducen en una experiencia cinematográfica digna de admiración. Además, la película no solo cautiva por su estética y narrativa, sino que también se erige como una denuncia social conmovedora y emotiva.

Esta obra reafirma la pasión de Adam Elliot por la animación y su capacidad para explorar las profundidades de la condición humana a través de este fascinante medio artístico. Sin duda, Memorias de un caracol es un título que quedará grabado en la memoria de quienes se atrevan a adentrarse en su peculiar y conmovedor universo.


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