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CRÍTICAS de ESTRENOS: LA ÚLTIMA PELÍCULA

CRÍTICAS de ESTRENOS: LA ÚLTIMA PELÍCULA

"...una expresión de amor al séptimo arte... la sensación de flechazo al descubrir algo que nos cautiva de inmediato"

Escrito por: David Rodríguez

Título original: Last Film Show

Duración: 102 minutos

Dirección: Pan Nalin

Guion: Pan Nalin

Música: Cyril Morin

Fotografía: Swapnil S. Sonawane

Reparto: Richa Meena, Rahul Koli, Dipen Raval, Bhavin Rabari, Vijay Mer, Tia Sebastian, Kishan Parmar, Vikas Bata, Bhavesh Shrimali, Shoban Makwa

Distribuidora: Karma Films

Fecha de Estreno en Cines: 18 de Marzo 2022

SINOPSIS

Samay, un niño de 9 años que vive con su familia en un pueblo remoto de la India, descubre el cine por primera vez y queda absolutamente hipnotizado. Contra los deseos de su padre, vuelve al cine día tras día y se hace amigo del proyeccionista que, a cambio de su comida, le deja ver películas gratis. Rápidamente se da cuenta de que las historias se convierten en luz, la luz en películas y las películas en sueños.

Contagiados por la emoción, Samay y su inquieta pandilla, investigan sin descanso para intentar captar la luz y proyectarla para lograr ver películas de 35 mm. Juntos, utilizan un truco innovador y logran con éxito fabricar un aparato de proyección. Sin embargo perseguir tus sueños a menudo significa dejar atrás las cosas que amas.


OPINION

Escrito por: David Rodríguez

Lo que Pan Nalin nos ofrece con una película biográfica como esta es, en esencia, una expresión de amor al séptimo arte. A través de la mirada curiosa y pasional del joven Samay nos recuerda la sensación de flechazo al descubrir algo que nos cautiva de inmediato. Sentimos la fascinación casi inocente que viene con el rapto de la pantalla. Por si quedaba espacio para la duda sobre ello, nos refiere explícitamente a aquellos que le hicieron vivir el enamoramiento por el cine: los hermanos Lumière, Andrei Tarkovsky, Sergio Leone y Stanley Kubrick entre muchos otros. La mención especial la recibe Bollywood, presente a lo largo de toda la película con su característica extravagancia (especialmente a ojos occidentales) y su representativa propuesta cinematográfica.

El director, que alcanzó su popularidad internacional en 2001 con Samsara, hace de la luz su protagonista. La luz, de alguna manera encarnada en la figura de Samay, es el germen del propio cine, siendo transfigurada de radiación en bruto a historias, y las historias en películas. De la misma forma, la madre de Samay hace de los ingredientes unos platos deliciosos. La clave está en el mimo, el cuidado, la calma de lo casero. A partir de ahí, se narra; y es la narración una de las más peculiares cualidades humanas.

No se puede ignorar la crítica a la digitalización del cine contemporáneo. Para algunos, este tipo de observación es tan añeja como la misma naturaleza del cine analógico que otros pretenden evocar. Sin embargo, en el caso de la perspectiva de Nalin se incluye, de nuevo, esa noción de reencarnación e infinitud. Es cierto que las películas de 35 mm murieron y con ello todo un modo de entender el séptimo arte pero su fisicidad engendró multiplicidad de objetos reciclados. En La Última Película existe una secuencia excepcionalmente larga en la que somos testigos de cómo los rollos de celuloide son procesados hasta convertirse en pulseras, ornamentos y demás piezas que acabarán en toda casa y que pasarán a ser parte del día a día de las familias. En la misma secuencia experimentamos todas las fases del duelo hasta aceptar que las historias perviven y el mismo material en el que se encontraban vuelve allí de donde los relatos surgen.


En definitiva, no nos sorprende que este largometraje de Pan Nalin haya ganado el premio Espiga de Oro en la Seminci de 2021 y el premio del público en los festivales de Tribeca y Mill Valley del mismo año. Su transmisión de pureza, candidez y verdadera pasión (similar al de la icónica Cinema Paradiso de Giuseppe Tornatore) cautiva al público. El reparto lleva a cabo un trabajo encomiable y la fotografía de Sonawane no hace sino añadir a lo especial del relato. Aquel o aquella que se decida a acompañar a Samay y su simpática pandilla en su aventura con la luz saldrá de la sala con un sentir esperanzador que, pese a los giros inesperados de la vida, le recordará que las cosas sustanciales en realidad no perecen.


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