CRÍTICAS de ESTRENOS: LA ASISTENTA
CRÍTICAS de ESTRENOS: LA ASISTENTA
"Una adaptación inteligente, intensa y muy disfrutable que se vive como una auténtica montaña rusa de tensión y giros"
Escrito por: Andrés García
Titulo original: The housemaid
Duración: 130 minutos
Dirección: Paul Feig
Guion: Rebecca Sonnenshine. Novela: Freida McFadden
Reparto: Sydney Sweeney, Amanda Seyfried, Brandon Sklenar, Michele Morrone, Elizabeth Perkins, Megan Ferguson, Ellen Tamaki, Indiana Elle, Iván Amaro Bullón, Maury Ginsberg, Don DiPetta, Alaina Surgener, Arabella Olivia Clark, Matt Walton, Amanda Joy Erickson, Brian D. Cohen, Sophia Bunnell, Cailen Fu, Alexandra Seal, Reagan Fitzgerald, Lamar Baucom-Slaughter
Fotografía: John Schwartzman
Música: Theodore Shaphiro
Género: Thriller. Drama.
Distribuidora en Cines: Diamond Films
Fecha de Estreno en Cines: 1 de enero de 2026
SINOPSIS
Basada en el increíble fenómeno literario escrito por Freida McFadden.
Una joven, Sydney Sweeney (Cualquiera menos tú, The White Lotus), con un pasado complicado comienza a trabajar como asistenta en la lujosa casa de los Winchester, Amanda Seyfried (Mamma Mia!, Chicas Malas) y Brandon Sklenar (Romper el círculo). A medida que se adentra en la vida de la familia, descubrirá secretos oscuros que pondrán en peligro su seguridad, pero quizá ya sea demasiado tarde...
OPINIÓN
Escrito por: Andrés García
Tras vender más de 15 millones de ejemplares en todo el mundo, La asistenta se ha convertido, por méritos propios, en uno de los grandes fenómenos literarios de los últimos años. Su salto al cine era solo cuestión de tiempo, pero no por ello dejaba de ser un movimiento arriesgado. Conscientes de lo que había en juego, desde Lionsgate no han improvisado: el encargo del guion recae en Rebecca Sonnenshine, una guionista con pulso y experiencia en historias de tensión como The Boys, y la dirección se confía a Paul Feig, un cineasta que sabe muy bien cómo conectar con el gran público gracias a títulos tan populares como La boda de mi mejor amiga, Un pequeño favor o el reboot de Cazafantasmas. El mensaje es claro desde el principio: esto no es una adaptación hecha de cualquier manera.
Porque adaptar una novela superventas siempre implica caminar sobre una cuerda floja. Por un lado, está la ventaja evidente de contar con una base de fans enorme, un público predispuesto que va a pasar por taquilla casi sin necesidad de grandes campañas promocionales. Cuando la jugada sale bien, el resultado puede ser demoledor, como ocurrió con Los juegos del hambre. Pero el otro filo del arma es igual de peligroso: las expectativas. Los lectores no perdonan, y ejemplos como Cazadores de sombras demuestran que una mala traducción del lenguaje literario al audiovisual puede convertir una historia querida en un fracaso estrepitoso. No basta con ser fiel al libro; hay que saber transformarlo.
Y ahí es donde La asistenta sorprende para bien. La película funciona, y lo hace porque entiende qué partes del material original son intocables y cuáles necesitan adaptarse para respirar en la gran pantalla. Sonnenshine respeta de forma notable la trama creada por Freida McFadden, manteniendo prácticamente intacta su estructura, pero introduce los cambios necesarios para que el ritmo y la narrativa funcionen en formato cinematográfico. No todo puede trasladarse tal cual, el tiempo es limitado y hay decisiones que tomar, pero ninguno de esos recortes afecta al corazón de la historia. La columna vertebral sigue ahí, firme y reconocible.
El resultado es un thriller que no da respiro. Igual que la novela, la película es absorbente, siempre está pasando algo y mantiene al espectador en tensión constante. El relato avanza a base de giros, peligro y momentos de pura adrenalina, pero también encuentra espacio para la diversión y el humor negro. Todo fluye con un ritmo tan vertiginoso que, pese a superar las dos horas de duración, la sensación es que el metraje se pasa volando.
Más allá del suspense, La asistenta introduce una crítica social que, sin ser excesivamente subrayada, está muy presente. La violencia machista se aborda desde una perspectiva de sororidad femenina que resulta pertinente y necesaria. Millie llega a la casa de los Winchester como una figura vulnerable, marginada y sin opciones, y ese punto de partida es clave para entender su evolución. A medida que avanza la historia, se transforma en una auténtica femme fatale, decidida a plantar cara y a no dejar impunes a sus agresores. No estamos ante la típica protagonista ingenua del género; Millie percibe desde el primer momento que algo no encaja, pero sigue adelante porque no tiene alternativa. Esa lucidez forzada, esa mezcla de inteligencia y supervivencia, la hace profundamente humana y facilita que el espectador conecte con ella desde el minuto uno.
La película también pone el foco en el abuso de poder de las élites sobre la clase trabajadora. Los Winchester no solo son una amenaza individual, sino el reflejo de un sistema que se aprovecha de la precariedad ajena. Utilizan la situación socioeconómica de Millie como una herramienta más para manipularla, plenamente conscientes de que ella no puede permitirse decir que no. Esa lectura de clase añade una capa extra al thriller y refuerza su discurso.
En el apartado interpretativo, el elenco brilla con luz propia. Frente a la tendencia actual de actuaciones contenidas y minimalistas, aquí se apuesta por la intensidad emocional. Los personajes sienten, sufren y se desbordan, y esa expresividad encaja perfectamente con el tono de la historia. El trío protagonista consigue seducir, inquietar y generar la tensión necesaria en cada escena, elevando el conjunto y haciendo que los giros funcionen aún mejor.
En definitiva, La asistenta es una auténtica montaña rusa: rápida, intensa y llena de sorpresas. Es una experiencia muy divertida que sabe jugar con el suspense sin perder de vista su mensaje. Además, el cambio introducido en el final no solo funciona a nivel narrativo, sino que abre de forma inteligente la puerta a una posible franquicia, con Millie convertida en una justiciera moderna contra la violencia machista. Puede gustar más o menos, pero lo que está claro es que la película entiende el material del que parte y sabe cómo llevarlo al cine sin traicionarlo. Y eso, tratándose de una adaptación de un fenómeno literario, ya es mucho decir.






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