CRÍTICAS de ESTRENOS: LOS SÚPER ELFKINS
CRÍTICAS de ESTRENOS: LOS SÚPER ELFKINS
"una película sencilla, colorida y hecha con cariño, que apuesta por la ternura y un mensaje positivo sobre cooperación. No busca romper moldes, pero cumple como un cuento cálido y familiar que se disfruta por su sencillez"
Título Original: Die Heinzels: Neue Mützen, Neue Mission / The Super Elfkins
Duración: 77 minutos
Dirección: Ute von Münchow-Pohl
Guion: Jan Strathmann, Claudio Winter
Fotografía: Animación, Francesco Paglia
Música: Alex Komlew
Género: Comedia de Animación Infantil
Distribuidora en Cines: VERCINE
Fecha de Estreno en Cines: 14 de Agosto de 2025
SINOPSIS
La aventurera duendecilla Elfkin, Elfie, sueña con una vida más emocionante, donde pueda combinar su típica ayuda secreta de los Elfkins con diversión y adrenalina. Para disgusto de los miembros más mayores de su clan, que quieren que todo siga igual. Pero cuando Elfie conoce a Bo un día, su vida da un giro inesperado. Bo pertenece a un clan Elfkin cuya filosofía gira en torno a la diversión y el uso de gadgets de alta tecnología para hacer cosas atrevidas y no necesariamente legales, razón por la cual la obsesiva agente de policía Lanski y su intrépida gata policía Polipette los persiguen. ¿Podrá la amistad entre Elfie y Bo reconciliar a los dos clanes Elfkin tras más de 250 años y hacer realidad el sueño de Elfie de vivir como una "Súper Elfkin"?
OPINIÓN
Con ganas de desconectar, lo que aparece en pantalla es una sorpresa dulce y honesta. Los Súper Elfkins no aspira a ser una revolución del cine animado; más bien se presenta como un cuento cálido que sabe a hogar, con sus pequeñas rutinas, peleas tontas y gestos que importan más de lo que parecen.
Helvi, la protagonista, tiene una energía contagiosa: curiosa, cabezota en el mejor sentido y con ese impulso de trastear donde no la llaman. Verla avanzar por la historia provoca esa emoción simple de acompañar a alguien que no se conforma, y eso hace que el viaje funcione aunque la trama sea directa y sin grandes florituras. La película apuesta por una narrativa clara: deseo de pertenecer, encuentro con lo desconocido y la clásica, pero eficaz, llamada a colaborar.
Visualmente, el film utiliza una paleta amable y escenarios con detalles que captan la atención de los más pequeños. No pretende sorprender por innovaciones técnicas, pero tiene secuencias bien resueltas que llenan la pantalla de color y movimiento sin agobiar. Las escenas de acción vienen en ráfagas cortas y cumplen su función de mantener la atención sin alargar lo innecesario; es el tipo de película que entiende que, para su público, menos a menudo es más.
El humor va al grano: gags físicos, momentos de ternura y chistes sencillos que crean sonrisas espontáneas. No hay doble lectura para adultos ni ironías escondidas, y eso no siempre es negativo: permite que la historia fluya con ligereza y que los niños se rían sin perderse. Hay escenas que arrancan una risa tonta y otras que invitan a un suspiro suave, esa mezcla que hace que el film se sienta cercano.
Donde la película gana terreno es en su corazón: la idea de comunidad, la importancia de escuchar y de dar una oportunidad a lo distinto. Son temas antiguos, pero tratados con naturalidad y sin sermones. Ese tono cálido y directo consigue que la propuesta se quede en la memoria como un relato amable sobre ponerse en el lugar del otro y trabajar en equipo cuando hace falta.
Los personajes secundarios aportan contraste y chispa: algunos sirven de contrapunto y otros empujan decisiones emocionales que ayudan a que la historia avance sin perder ritmo. La duración moderada funciona a favor porque evita subtramas innecesarias y deja la sensación de cuento compacto, redondo para una tarde en familia.
¿Para quién es esto? Principalmente para familias con niños pequeños (los más pequeños probablemente saldrán encantados), y para quienes buscan entretenimiento sin estridencias. Si se espera una obra que rompa moldes o busque capas de lectura para adultos, puede quedarse corta. Pero si la intención es compartir una historia cálida, con color, ternura y un mensaje positivo sobre cooperación, cumple con creces.
En resumen: Los Súper Elfkins es una película sencilla y hecha con cariño. No pretende impresionar por su grandilocuencia, sino por la ternura de su relato; y, en esos términos, sale bien parada.
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