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2ª CRÍTICA: "EL OLVIDO QUE SEREMOS"

CRÍTICA: "El olvido que seremos"

Lo mejor de la película, sin duda, son sus interpretaciones. Con un Javier Cámara fantástico, y el joven Nicolás Reyes Cano, que se consigue mantener firme junto a actores ya consagrados.

Por: Andrea de Lera


Título original:
El olvido que seremos

Año: 2020

Duración: 136 min.

Dirección: Fernando Trueba

Guion: David Trueba. Novela: Héctor Abad Faciolince

Música: Zbigniew Preisner

Fotografía: Sergio Iván Castaño

Reparto: Javier Cámara, Aída Morales, Patricia Tamayo, Juan Pablo Urrego, Sebastián Giraldo, Whit Stillman

Distribuidora: BTEAM Pictures

Género: Drama | Biográfico. Años 70. Años 80

Fecha de Estreno en Cines: 7 Mayo 2021


SINOPSIS

Basada en el libro de Héctor Abad Faciolince, narra la historia del doctor Héctor Abad Gómez a través de los ojos de su hijo. Desde su vida familiar en Medellín, a su lucha por la salud pública, o su activismo por los derechos humanos.


OPINION

Por: Andrea de Lera

Existe, cuando uno adapta una novela, la dificultad de contentar tanto al lector de esta como a su escritor. Es aún más difícil cuando dicha novela está basada en la historia real del padre del autor. Y es en situaciones como esta donde puede fallar la objetividad hacia un personaje. Si bien es cierto que en el cine la objetividad suele dejarse de lado para la subjetividad poética que prima en el arte (sea cual sea el tipo).

En "El olvido que seremos", nos encontramos con la dificultad de un personaje que existió. El cual es descrito por su hijo. Durante la primera mitad de la película, se nos enseña la infancia de Héctor hijo en Medellín. Acompañado de luz y color, se nos muestra al doctor como un hombre familiar, y sus primeras andaduras en política y activismo. Tal vez es durante esta primera parte donde la figura del doctor Abad está más ensalzada, a través de los ojos de su hijo, el cual lo idealiza.

En la segunda parte hay un cambio de tono abismal (obviamente, no se comentará una de las razones para que esto suceda, porque es spoiler). Pasamos a la edad adulta de Héctor hijo, y la brecha entre padre e hijo es más que evidente. Y si bien antes había luz y color, esta parte está toda en blanco y negro. Atrás queda la inocencia que acompaña a la infancia, para dar paso a la realidad, a veces dura, que llega con la edad adulta.


La mejor parte es sin duda la primera, que resulta más dinámica que la que le precede, y se hace más leve. Incluso resulta más estructurada que la segunda, donde la trama parece estar menos formada. En la segunda mitad, todo ocurre bastante más rápido, y hay partes de la trama que parecen dejadas de lado. Hay momentos donde, incluso, produce sensación de que la trama está incompleta y faltan escenas que nos podrían servir para crear una trama completa, o simplemente parecen escenas sueltas que intentan formar una historia más estructurada, aunque no se de el caso.

Lo mejor de la película, sin duda, son sus interpretaciones. Javier Cámara sigue demostrando que es, a día de hoy, uno de los mejores actores que tenemos en este país. Si bien podrían haber usado a un actor colombiano para el papel, Cámara consigue estar a la altura de este. Todos los actores son magníficos, y cabe destacar al joven Nicolás Reyes Cano, que se consigue mantener firme junto a Cámara. Y no sólo eso, también la maestría de Trueba en conseguir que un actor tan joven como este pueda dar las réplicas a actores ya consagrados.

Por supuesto la fotografía también debe ser mencionada, que viene de la mano de Sergio Iván Castaño. A fin de cuentas, y alejada de las críticas sobre que esta película recae en el sentimentalismo, y aunque la segunda mitad parece más floja, Trueba ha superado sin duda la difícil prueba de traer a la vida una figura tan importante como es el doctor Abad.


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