"El Doctor de la Felicidad", entrevista a Omar Sy
Entrevista a OMAR SY, protagonista de "EL DOCTOR DE LA FELICIDAD", desde el viernes 25 de Mayo en cines
"TRABAJAR CON UNA CINEASTA MUJER FUE UNA EXPERIENCIA MAGNÍFICA. PROBABLEMENTE NADIE MÁS HABRÍA PENSADO EN MÍ PARA UN PAPEL DE ESTE TIPO"
¿Cuál fue su reacción cuando la directora, Lorraine Lévy le habló de este proyecto?
Omar SY: Yo no conocía el
personaje ni la obra de Romains. De hecho, no lo estudié en la escuela,
y esto creo que le gustó. No sabía nada sobre el Dr. Knock, de modo que
todo era posible. Ella me explicó cómo se imaginaba el personaje y
por qué quería que lo interpretara. Estuvimos horas en una cafetería
hablándolo. Luego me explicó cómo imaginaba la adaptación. ¡Y al
instante empecé a interesarme en Knock!
Usted pidió un tiempo para pensárselo antes de aceptar. ¿Por qué?
O.S: Me preguntaba si
tenía derecho a interpretar a este personaje y si era capaz de hacerlo.
Antes que yo Knock fue interpretado por grandes actores: Louis Jouvet,
Fabrice Luchini. ¿No es como para preguntártelo?
¿Qué le sugirió la interpretación de Louis Jouvet?
O.S: ¡Me dio miedo! ¡Me
aterrorizó! Porque es magnífica, fría, punzante, escalofriante. Yo me
sentí incapaz de interpretar un papel tan oscuro. Afortunadamente, ya
había leído el guion de Lorraine y sabía que nuestro Knock sería más
suave, más enfocado en el lado positivo que en el oscuro, y que sería
más humano. Ya vi que iba a jugar en un terreno distinto.
¿Tuvo algún otro temor?
O.S: Por supuesto. Nos
enfrentábamos a un clásico. Y un clásico... ¡es sagrado! Nos
arriesgábamos a ser criticados por tomarnos las libertades que se tomaba
el guion. En mi cabeza se repetía la pregunta una y otra vez: ¿Se puede
modificar un texto de repertorio, cambiarlo de época, desviarlo? Ahora,
sin embargo, siento que esta era la única forma de abordarlo de una
manera contemporánea.
¿Qué quiere decir?
O.S: Por ejemplo, situar
la película en los años 50 es sorprendente, pero fue una forma de
respetar la obra de Jules Romains. No nos salimos de contexto por
completo. Y colocar a un médico negro en una aldea francesa durante esos
años, y sin hacer que su color de piel sea un “problema”, eso es algo
muy atrevido.
En efecto, el personaje de Jules Romains es blanco…
O.S: …Y ya ves que no
afecta a la película. Negro o blanco, sigue siendo el Knock de Jules
Romains. Lorraine habría podido ir a lo fácil y jugar con esta
diferencia, pero no: Lorraine se va al lado totalmente opuesto. Ella
nunca habla de esto, en ningún momento saca el tema: sus ojos no ven que
este médico sea negro. Lo que le interesa es la sensación de los
vecinos del pueblo frente a este extraño que desembarca en sus casas.
Él es extraordinario, diferente, hasta abrumador, pero...
O.S: ¡…pero no
precisamente por su color de piel! A muchos inversores les habría
gustado ver a Lorraine lidiar con el racismo. Pero ella valientemente
los dejó de lado para hacer la película que quería. Una decisión
íntegra. Ella nunca cedió ni aceptó ningún compromiso de este tipo. Nos
estuvimos enfrentando a estas dificultades al comienzo de la aventura,
lo cual no hizo más que fortalecer nuestra relación. Yo sabía que podía
confiar en ella, que se comprometería. Y eso es lo que hizo.
Su interpretación de Knock es muy
distinta de la de Jouvet, sin dejar de ser fiel al personaje: también
manipula a los vecinos a la vez que se ve devorado por la misma
ambición.
O.S: El éxito se le sube a
la cabeza. Paradójicamente, creo que aquí es donde mejor se refleja su
humanidad. Él no es solo un manipulador, pero se mete en una carrera que
ya no controla. No sabe por qué está corriendo ni detrás de quién;
simplemente no puede parar y va demasiado lejos. Se ve superado por la
vida y por lo que realmente importa en la vida, aunque se trate de un
recuerdo que sale a la superficie. Esta humanidad y este alivio dicen
mucho para mí. Y eso es lo que eché en falta en la versión de KNOCK O EL
TRIUNFO DE LA MEDICINA de Louis Jouvet.
Háblanos del camino que recorre su personaje antes de acabar sustituyendo al doctor Parpaleid.
O.S: En la versión de
Lorraine, es muy importante que Knock no aparezca de la nada. Sabemos de
dónde viene, entendemos sus aspiraciones de encontrar un lugar bajo el
sol y el trabajo que le costó lograrlo. No se trata de un charlatán. De
hecho, no sueña con ningún lugar privilegiado, sino con un lugar, sin
más. En el camino se da cuenta de eso y termina encontrándolo.
Knock se enfrenta a una galería de
personajes, cada cual más marcado. Cuq y su avaricia, Pons y su
Neurastenia, Madamme Mousquet y su erotomanía…
O.S: Yo nunca he hecho
teatro. La única vez que subí a un escenario fue para interpretar los
sketches que escribí junto a Fred Testot. Y pensé: “Yo no estoy hecho
para esto, no lo volveré a hacer”. Pero aquí me encontré de repente ante
unos actores que en su mayoría provenían del teatro, con unos
personajes muy potentes y claramente dibujados. Era como bailar un vals
diferente con cada personaje. Fue una experiencia muy fuerte, muy
afortunada. Aquí me vinieron ganas de hacer teatro. Creo que ya no puedo
decir que no estoy hecho para esto.
¿La experiencia teatral de sus compañeros ha modificado su forma de actuar?
O.S: Sí, claro. Tienen
otra forma de escuchar, otro ritmo y otra técnica. El intercambio con
ellos es diferente, casi orgánico. Yo, que actúo por instinto, tuve que
aprender a manejar sus herramientas. Su técnica me fascinó, su forma de
ser también. En el teatro, la jerarquía es menos marcada que en el cine,
especialmente entre los actores. Como si todos pusieran su grano de
arena para erigir un monumento. Me gustó mucho.
¿Cómo preparó su personaje?
O.S: Hicimos una búsqueda
conjunta con Lorraine. Físicamente, quisimos marcar una diferencia
entre el Knock del principio y el que llega a la estación, que ya va
trajeado. Trabajamos en sus andares y aprendí a ir más erguido, como si
estuviera aprendiendo un paso de baile. También tuve que trabajar mi
dicción: era impensable que comiera palabras o que hablara con la
velocidad que yo hablo. Me encantó este trabajo. Sentí que me iba a
hacer progresar, que me daría nuevas herramientas y me llevaría a un
universo distinto.
Es la primera vez que rueda con una cineasta mujer.
O.S: Y fue una
experiencia magnífica. Un verdadero flechazo en lo humano y en lo
profesional. Lorraine no me eligió por un impulso, sino por razones que
realmente justifica. Vio cosas en mí que otros no habían visto, ni
siquiera yo mismo. Probablemente nunca me habrían permitido hacerlo, ni
siquiera pensar en un papel de ese tipo si ella no hubiera venido a mí.
Lorraine logró expandir mi rango de posibilidades.
¿Cómo es trabajar con ellas?
O.S: Lo primero que hay
que hacer es escuchar, porque sus opiniones son apasionantes. A
continuación, buscamos con ella, ensayamos, intercambiamos puntos de
vista… es un trabajo realmente colectivo, muy agradable. Al rodar, en
seguida sabemos si una toma es buena o no. Y si no lo es, Lorraine
alcanza sus objetivos con tanta determinación como dulzura. Me he
encontrado con directores de cine exigentes que te contagiaban su ira y
sus turbulencias. Pero con ella nunca ha sido así. Y es sin duda porque
proviene del teatro. Sabe cómo hacer equipo.
El estreno de "El doctor de la felicidad" llega en un tiempo de futuro desesperanzador para el emigrante.
O.S: Desgraciadamente, me
pregunto si el tema de la inmigración no es un problema enquistado para
siempre. Estaba presente cuando Romains escribió la obra y siempre lo
ha estado.
Knock se aleja de los papeles que usted ha hecho hasta ahora.
O.S: Odiaría hacer
siempre la misma película, y me gusta el contacto con la gente que tenga
historias que me conmuevan; historias de la vida, de humanidad, de luz,
de esperanza. Reivindico mi fe en el ser humano porque estoy convencido
de que tiene bondad. Si el cine puede proporcionar un momento
agradable, algo brillante, abrir una puerta a un mundo mejor y más
positivo, ¡compro!
Los filmes que rueda en Francia cumplen con este perfil. ¿Por qué ir a EEUU a hacer de malo?
O.S: Un actor francés en
Estados Unidos no puede hacer de otra cosa que de malo de la película,
es lo que hay. Pero lo encuentro divertido. A mí me gusta actuar, y
hacer de malo en una producción supertaquillera también me puede llegar a
gustar. En Francia tengo la suerte de poder elegir, y me aprovecho de
ello mientras pueda.
Post a Comment